Su porte elegante, de chica bien, nacida en el seno de una acomodada familia de Filadelfia; llamó la atención de las productoras de Hollywood, que pronto la ficharon, dándole siempre papeles a su medida. El principado de Mónaco tambien la ficho convirtiendola tras lo que fue la boda del siglo; en Su Alteza Serenísima la Princesa Gracia Patricia de Mónaco, su figura y estilo dieron un nuevo impulso al principado, el cual creció economicamente gracias al turismo, atraido por las concesiones económicas impulsadas por el Principe Rainiero. Uno de los grandes inversionistas era Aristóteles Onassis.
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