23 nov 2009

RITA HAYWORTH




Es Gilda, en 1946, consagrada por los siglos de los siglos. Un discreto pero insinuante strip-tease y un bofetón, hicieron de ella el míto por excelencia del pasado siglo, digna de ser puesta su imagen, en la primera bomba atómica de prueba que estalló en un atolón de Bikini, promover una expedición a Los Andes para enterrar una cópia de la película y allí sellada, sobrevivir a un desasatre nuclear. Nunca hubo una mujer como Gilda. 

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